Con la llegada del verano y el inicio de la “operación bikini” proliferan las búsquedas e inicio de dietas con la idea de acercarnos a nuestra imagen corporal ideal. En ocasiones, junto con el comienzo de éstas también se da la aparición de emociones y sentimientos de frustración y culpabilidad por no poder cumplir nuestros deseos en el tiempo y forma que teníamos estimado, por privarnos de ciertos alimentos y bebidas que asociamos a nuestros momentos sociales, por percibir el mundo en forma de prohibiciones, por contener nuestros impulsos de manera “permanente”, por visualizar un estado de “no retorno”… Y, de forma paradójica, todo esto hace que lejos de acercarnos a nuestro objetivo (a pesar de nuestro esfuerzo y exigencia mental), nos vayamos alejando más de él, incrementando así nuestro malestar, angustia y creencias erróneas acerca de nosotros mismos (“no puedo”, “nunca podré”, “no tengo fuerza de voluntad”, “soy un/una fracasado/a”, “no tengo remedio”…).
Por todo ello, cuando quieras comenzar una dieta, ponte en manos de un profesional especializado en el tema (dietista, nutricionista, endocrino) que te asesore y te guíe de la forma más adecuada, adaptándose a tus características y necesidades. Además, cuando notes que este tipo de emociones son las que guían tu conducta, no dudes en ponerte en manos de un psicólogo que complemente y complete el proceso y con el que puedas trabajar cómo relacionarte con la comida.
En Clínica Gala hemos podido comprobar los beneficios del abordaje conjunto de las dietas de adelgazamiento y por eso trabajamos con un equipo multidisciplinar formado por nuestro nutricionista Galo Anaya García y Pilar Utrilla, nuestra psicóloga.
Para empezar, queremos compartir el siguiente decálogo (y uno más) psicológico, con el que podáis hacer frente a este tipo de situaciones en verano.