Hilos tensores, para la flacidez facial
El tratamiento de estética con hilos tensores, también conocidos como hilos japoneses, es una novedosa técnica para tratar la flacidez
Con los nuevos hilos tensores llega una nueva ingeniería faciocorporal, un salto cualitativo frente a tratamientos anteriores. “A este técnica se la conoce como el nuevo ‘lifting’ no quirúrgico” consiguen un rejuvenecimiento facial casi inmediato con una técnica segura, muy sencilla y rápida, sin incisiones, sin dolor y con un material biocompatible y reabsorbible.
Ingeniería facial
Este material, que consigue devolver la firmeza de los tejidos, se aplica con una aguja-cánula muy fina. Se introduce en un plano a través del tejido celular subcutáneo y, cuando se retira, la hebra queda tensada sin necesidad de anclajes.
Se trata de tejer una especie de malla, un entramado de hilos cruzados, que sujete el tejido facial. Hebras muy finas fabricadas con polidioxanoma, un material reabsorbible y biocompatible, procedente de la cirugía cardiaca. Cada hilo provoca una fibrosis progresiva en el tejido celular subcutáneo lo que facilita su anclaje a la piel, dando como resultado una piel más firme y más turgente.
No suele doler, depende del umbral del dolor de cada persona. la técnica con hilos de polidioxanona no requiere anestesia, ni suturas y permite al paciente continuar con sus actividades habituales inmediatamente.
Es un método seguro y eficaz, el efecto tensor es inmediato, pero los resultados definitivos se aprecian treinta días después, siendo el máximo de tensión a los 3 meses y perduran más o menos un año, dependiendo del estado de la piel.
Una de las ventajas de este tratamiento es que favorece la formación natural de elastina y colágeno, responsables de la firmeza de la piel. La cantidad de hilos a poner, las zonas y la manera de colocarlos, depende mucho del paciente. Hay que valorar la edad, la calidad de la piel, el nivel de flacidez facial y descolgamiento.
Este método de rejuvenecimiento es compatible con otros tratamientos como la toxina botulínica, la mesoterapia con vitaminas, el láser…Con los hilos japoneses se consigue elevar las mejillas, recuperar del óvalo facial, mejorar los surcos nasogenianos, borrar las líneas de marioneta –arrugas peribucales-, camuflar las arrugas del contorno de los ojos y del código de barras, así como elevar las cejas, mejorar el doble mentón, reafirmar el cuello…
El tratamiento está contraindicado en mujeres embarazadas y pacientes con infecciones activas –herpes, impétigo, erisipela- o que estén bajo tratamiento médico con anti-inflamatorios, aspirina o anti-coagulantes, así como pacientes inmunosuprimidos o con tratamientos inmunosupresores.
La historia del empleo de los hilos tensores como tratamiento del envejecimiento del rostro data de 1988, cuando el doctor Sulamanizde empezó a utilizar hilos de oro que se introducían linealmente debajo de la piel para producir su tensado.
Conocidos como “hilos rusos”, ese material provocó muchos casos de rechazo y reacciones adversas, como endurecimiento de la zona tratada, irregularidades en el relieve cutáneo, e incluso pacientes a quienes se les transparentaban y hacían evidente el tratamiento.
La medicina estética ha desarrollado nuevos materiales biocompatibles y reabsorbibles para conseguir unos resultados más naturales y con menos efectos secundarios. .
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Efectos secundarios de los hilos tensores de PDO
Los hilos de PDO son un procedimiento seguro que raramente conllevan complicaciones. Únicamente aparece una ligera inflamación y hematomas que fácilmente pueden disimularse con maquillaje y seguir con las actividades cotidianas.
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